Temporada 75/76: Buena Liga y mejor Copa
El CD Tenerife hizo borrón y cuenta nueva nada más acabar el curso anterior. El sufrimiento acumulado para conservar la categoría, justo hasta el gol providencial de Salvador en el último minuto de la fecha de cierre, justificaba un verano de cambios.
ACAN
Julio Santaella, Colo, que había accedido a la presidencia en los comicios de enero de 1975, entendió que había que confeccionar un conjunto sólido, dirigido por un preparador ambicioso, como era Felipe Mesones. “Contamos con una plantilla muy capacitada, de la que pueden esperarse grandes triunfos”, anunció el mandatario.
Revolución positiva.- El CD Tenerife 75-76 acertó en los fichajes: Lanas, Hugo Fernández, Illán, García Murcia o Montero Castillo, quien pudo jugar como español al igual que el recuperado Kraus. Con ellos en el césped y Mesones en el banquillo, cuajó una temporada ejemplar. Incluso hubo lugar para que jóvenes como Toño (segundo máximo goleador) y Salvador continuaran la progresión iniciada la campaña precedente en el primer equipo, uniéndose a ellos el tacorontero Román.
Pelea por el ascenso.- Una salida perfecta, con tres victorias y cuatro empates, situó al equipo en posiciones de privilegio durante la primera vuelta. En marzo, cuando siete equipos peleaban por tres plazas entre los grandes, otras tantas tablas en el Estadio rebajaron la euforia y le sacaron del trío cabecero. Con todo, la pugna se mantuvo hasta que una derrota (0-3) ante el Córdoba frustró sus opciones. Cuatro días más tarde estaba por producirse la gran alegría del curso.
El KO al Madrid.- En la Copa se deshizo del Lagún Onak, Alavés (tras prórroga) y Gijón Deportivo….La aventura incluyó un cruce en octavos contra el Real Madrid, que venía de hacer el doblete y ese curso se paseaba en la Liga. El sorprendente 2-0 de la ida no alimentaba el optimismo: en el Bernabéu, ese Madrid había remontado meses antes un 4-0 a Las Palmas y un 4-1 al Derby County. Pero el Tenerife resistió (1-0) y eliminó al Madrid. En cuartos cayó injustamente ante el R. Zaragoza, en la despedida de Molina.
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