Temporada 67/68: el CD Tenerife pierde la categoría… y el nombre
Todo lo malo que podía pasar pasó, incluido el descenso a Tercera División por la reestructuración de la Segunda División en un solo grupo. El CD Tenerife tenía que acabar octavo, pero fue noveno, con los mismos puntos que el Mestalla, que sí escapó de la
El malestar de los aficionados por el traspaso de Justo Gilberto a la UD Las Palmas, el voto de censura aprobado por la asamblea de compromisarios y el rechazo explícito a su gestión de cuatro expresidentes (Juan de la Rosa, Antonio Perera, Domingo Pisaca y José Badía) hizo que José López Gómez abandonara la entidad en el verano de 1967. Con deudas, pero con el equipo en Segunda División.
Reestructuración salvaje.- Con Eduardo Valenzuela en la presidencia y José Luis Riera en el banquillo inició el CD Tenerife un curso complicado, pues la reestructuración del fútbol español hacía que descendieran ocho equipos en cada uno de los grupos de Segunda División. Y que promocionaran otros dos. Pese a todo, los blanquiazules se mantuvieron en la zona media-alta durante buena parte del curso, gracias sobre todo a dos victorias seguidas en las visitas a Jaén (0-1) y Murcia (0-2).
Tres técnicos.- Riera duró dos jornadas y su sustituto, Ramón Cobo, tampoco acabó la Liga. Lo hizo su ayudante, Santiago Villar. Todos padecieron las ausencias del traspasado Gilberto y de Molina, que se pasó el curso lesionado. De la decena de incorporaciones, sólo Bernal, Moli, Óscar, Franci y Cabrera tuvieron algún protagonismo. El resto apenas aportó. Y aunque el equipo era quinto a falta de cuatro jornadas, el esfuerzo de Barrios, máximo goleador de la categoría, no bastó.
Descenso y caos.- El CD Tenerife llegó a la última jornada con opciones. Debía puntuar ante el descendido Levante UD para salvar la categoría. Perdió 1-0 y se fue a Tercera División. Tras el descenso se planteó la refundación y empezar en el fútbol regional. Al final optó por una renovación light: pasó a llamarse Tenerife Atlético y a vestir camiseta azul con pantalón blanco. Eso sí, con una deuda a corto plazo de cuatro millones de pesetas, no cambió su rutina vendedora: se desprendió de Sicilia y Barrios.
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