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Especiales

Fallece Gonzalo Borredá, el medio centro del ascenso a Primera de 1961

La muerte de Gonzalo Borredá a los 88 años, ayer domingo, ha sumido al tinerfeñismo en el luto. Medio centro titular del equipo que logró el ascenso a Primera División en 1961, disputó 157 partidos como blanquiazul en sus cinco temporadas en la Isla.

El exjugador del CD Tenerife Gonzalo Borredá falleció este domingo en Málaga a los 88 años de edad. Futbolista blanquiazul durante cinco temporadas (60-61 a 64-65) fue titular indiscutible, como medio centro defensivo, en el equipo que, dirigido por Heriberto Herrera, consiguió en 1961 el primer ascenso tinerfeñista a la máxima categoría.

Nacido en Onteniente (Valencia) el 31 de julio de 1931, debutó con el representativo en la octava jornada de la Liga de Segunda División el 6 de noviembre de 1960. En una época en la que solo se permitía durante los partidos el cambio del portero, aprovechó una lesión del canterano Álvaro para asomarse a la titularidad, que ya no perdería, primero como defensa izquierdo y luego ya en la línea de medios.

Borredá Donat fue una de las incorporaciones no isleñas del CD Tenerife en el verano de 1960. Procedente del CD Málaga, llegó con 27 años y más de 100 partidos de experiencia (cuando las temporadas en categoría nacional eran de 30 jornadas) en el equipo andaluz, con el que ya conocía el ascenso a Primera en 1955.

“Un equipo tiene que contar con hombres que defienda y hombres que ataquen. Yo pertenezco al grupo de los primeros”, de autodefinía como futbolista Borredá, pese a ser consciente de su fútbol no era “de galería” y que a la mitad de los aficionados su función en el campo le parecía “oscura”.

Determinante para dar equilibrio defensivo al grupo del ‘Sargento de Hierro’, Herrera lo dispuso junto a Villar para armar el dúo de medios blanquiazules, una línea clave —junto al trío de zagueros que formaban Colo, Correa y Álvaro— que aseguraba la consistencia de un Tenerife que acabó como campeón del Grupo Sur con solo 23 goles encajados en treinta partidos. Ñito puso el resto bajo puerta.

La impronta del centrocampista valenciano se mantuvo en el efímero paso blanquiazul por Primera y, tras el descenso de 1962, durante las siguientes tres temporadas. Fue fijo en los ‘onces’ de Brocic, Gimeno, Rabassa, Grech, Paco Campos o el propio Villar —cuando, ya retirado, dirigió al Tenerife en los vacíos de poder— y ‘solo’ se perdió un tercio de los encuentros en la etapa de Eduardo Toba, a la vuelta de la caída desde la élite.

Borredá fue protagonista no deseado del accidente de avión que sufrió la expedición del Málaga el 29 de septiembre de 1956. El avión de la compañía Aviaco que transportaba al equipo andaluz comenzó a arder cuando se aproximaba al aeropuerto de Los Rodeos y acabó aterrizando en una finca cercana. 

Los 33 pasajeros y cinco tripulantes de la aeronave sobrevivieron al percance, aunque sí perdió la vida una vecina de la casa contra la que se estrelló el aparato. El Málaga debió esperar cinco días para enfrentarse al CD Tenerife, el 2 de octubre siguiente, pero perdió 2-0 (goles de Antonio ‘El Loco’) y Borredá fue expulsado en el minuto 85, uno antes de que su compañero Carrillo pasara por el mismo trance. 

Tras su cerrar su carrera como tinerfeñista en 1965, ya con 33 años, tuvo un breve paso por el Onteniente volvió a Málaga, retirándose en las filas del Olímpica Victoriana, entonces en Tercera. Afincado en la capital de la Costa del Sol desde entonces, era muy querido en el mundo malaguista, que no olvidaba su contribución a los éxitos de la década de los cincuenta. DEP.

Fototeca: Acan