#HistoriaCDT Accidente de tráfico en la Nacional-III
Tarancón es un municipio de la provincia de Cuenca, con algo más de 15.000 habitantes. Hace 55 años, tal día como hoy, su nombre penetró en la historia del Club Deportivo Tenerife, por una circunstancia ajena a lo deportivo: un accidente de carretera en e
Hasta la inauguración de la autovía del Este, la Nacional-III era una de las carreteras más transitadas de España. Unía Madrid y Valencia, y entre sus singularidades sobresalían el paso por el centro de los pueblos –como en el caso de Tarancón– y una alta densidad de tráfico de camiones. El lunes 21 de febrero de 1966, la expedición tinerfeñista viajaba desde la capital del Turia a Madrid.
Dos días antes, la noche del sábado, los pupilos de José Iglesias, Joseíto, habían caído con estrépito en Mestalla (3-0), ante el filial valencianista. Estaba en disputa la segunda plaza del grupo 2º, en el último tercio de competición, pero la balanza se inclinó nítidamente a favor de los locales, entre los que brillaba Claramunt, convertido con el paso del tiempo en leyenda viva del fútbol che.
Llovía con persistencia. El granizo y las capas de hielo dificultaban el tránsito por la Nacional-III, por donde circulaba la guagua. Hacia las tres de la tarde, a la altura de Tarancón, surgió el accidente. A la salida de una curva, el conductor trató de frenar, al cruzarse con un turismo. El autocar se deslizó y acabó por estrellarse contra un camión en el que estaba transbordándose la carga de otro que había caído en la cuneta.
LA DESTREZA DE LLANOS.- Los ocupantes de las plazas delanteras fueron los peor parados. El delegado del equipo, Pablo Llanos, que antes fuera jugador del CD Tenerife, salió despedido por la luneta y cayó sobre la calzada. Deportista consumado en sus tiempos mozos, cuando también practicó el atletismo, asegura que le salvó su pericia al poner por delante uno de sus brazos cuando impactó contra el asfalto.
A la vuelta, el centrocampista José Alberto Morín relataría que “el que tuvo suerte fue Felipe, que iba en el primer asiento, junto al parabrisas; se había levantado minutos antes para sentarse en la parte de atrás del autobús…”.
El siniestro dejó seis heridos: el presidente de la entidad, José López Gómez; el mencionado Pablo Llanos; el entrenador y los jugadores Gómez y Castro, además del periodista Antonio Lemus. Todos ellos fueron ingresados en el sanatorio madrileño Virgen del Mar, mientras que el resto de los viajeros maltrechos regresaron a la Isla a mediodía del martes. Al llegar a Los Rodeos, sus rostros lo decían todo, con una mezcla de cansancio y susto. No era para menos.
SUSPENSIÓN COPERA.- La primera consecuencia del suceso fue la suspensión del partido de Copa previsto para el miércoles en la capital de España, ante el Condal. Se trataba del encuentro de desempate con el filial del Barcelona, al que se había vencido en casa (2-1) para caer luego en la vuelta (1-0). El choque se pospuso hasta marzo y acabaron pasando los azulgrana.
Además, desde Viera y Clavijo 2, la sede tinerfeñista, se solicitó el aplazamiento del siguiente encuentro de Liga, con el Levante. Pero la Federación Española de Fútbol desatendió la petición: el partido tenía que celebrarse en la fecha prevista, el domingo 27.
El entrenador regresó en la madrugada del jueves, mientras que el presidente lo hizo el sábado. Sin tiempo para recuperar el sosiego, el CD Tenerife saltó al césped del Heliodoro Rodríguez López, en la mañana del domingo, con las bajas del guardameta Gómez y de los jugadores de campo Álvaro, Navarro y Castro. La ovación que le tributó el público a los once elegidos, todavía con magulladuras en sus cuerpos, fue sonora.
El desempeño de los blanquiazules resultó ejemplar. Tomaron el mando y no dieron opción al Levante. Uno de sus jugadores más briosos, el ariete palmero Erasto, quien había vuelto de Madrid con un aparatoso vendaje en su cabeza, fue el autor de los goles de un triunfo emotivo como pocos. La mejor recompensa tras una semana aciaga.
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(*) Área de Proyectos Históricos de la Fundación Canaria del CD Tenerife
En la fotografía, los expedicionarios del Tenerife, de vuelta a la isla. De izquierda a derecha, Joseíto Iglesias, Pablo Llanos, Álvaro, Felipe, Martín, Dorta, Molina, Morín, Erasto (de pie), José Juan, Gilberto, Godoy y Rogelio Alberto
