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Institucional

30 años del gol que cambió la historia

El día 10 de junio de 1990, Eduardo Ramos marcó el tanto que dio el triunfo a los blanquiazules ante el RC Deportivo en la promoción. El CD Tenerife continuaría en Primera División dando paso a los mejores momentos de su casi centenaria historia. Diez tem

Treinta y cinco mil personas reventaron Riazor, muy por encima de su capacidad, aquel día 10 de junio de 1990. ¿El motivo? Poner fin a 17 años de frustraciones. El RC Deportivo de La Coruña, un histórico del fútbol español, nunca había estado tanto tiempo alejado de la élite. Durante ese período, hasta en cuatro ocasiones se le había escapado el ascenso como agua que se escurre entre los dedos. Cuando ya lo sentía, cuando ya lo disfrutaba… se le iba sin remedio. Pero esta vez era imposible fallar. Lo tenía todo a favor. Era una eliminatoria a doble partido contra un equipo sin historia, un advenedizo que el curso anterior había llegado a la élite sin esperarlo y que un año después estaba camino de su hábitat natural: la Segunda División.

¿El nombre? El CD Tenerife. En Primera División solo contaba con una efímera aventura treinta años antes y ésta que ese día 10 de junio tocaba a su fin. Era, en definitiva, carne de descenso. En la ida, en un Heliodoro Rodríguez López que había vivido la peor entrada de la temporada, la cita acabó con empate a cero, pero los locales fueron inferiores. Hasta sus aficionados, indesmayables en el apoyo durante todo el curso, habían desertado. Una pena, porque durante un año aquellos seguidores se habían dejado el alma y la garganta desde dos horas antes de cada partido. Y muchas veces de pie, bajo el sol, abarrotando las gradas. Pero ya no creían en un equipo roto, muy inferior al RC Deportivo.

Ni un seguidor se había acercado hasta A Coruña. Y si alguno lo hizo, fue de incógnito. Y no se le había visto por la zona. Las hormigoneras blanquiazules, los colores del Dépor, habían tomado ya la ciudad. Y la fuente de Cuatro Caminos se había engalanado para la fiesta. Lo dicho, 17 años de espera tocaban a su fin. Enfrente estaba el CD Tenerife. O sea, nada. Su entrenador, Javier Azkargorta, estaba sentenciado. Su última apuesta fue: Belza; Isidro, Francis, Hierro, Luis Delgado; Ferrer, Toño, Eduardo, Víctor; Rommel Fernández y Quique Estebaranz. En el banquillo se quedaban tres piezas básicas: Quique Medina, Guina y Felipe (que entraría en los minutos finales, junto con Perico Medina). Mientras, los locales salían con todo.

Allí estaba Martín Lasarte, Jose Ramón, su hermano Fran, el goleador Gil… Y en el banquillo, una leyenda: Arsenio Iglesias, el brujo de Arteixo, el viejo zorro plateado que había llevado por última vez al RC Deportivo a Primera División 19 años antes. Bastaba una mínima victoria, pero aquello tenía el aroma de las goleadas. El CD Tenerife no jugaba. Solo aguantaba. Hasta que en el minuto 13 avanzó el ChapiFerrer por la banda derecha y metió un centro al corazón del área. A nadie. Controlado Rommel, un cabeceador excelente, el peligro era cero. Pero por allí apareció Eduardo Ramos Verde (Tenerife, 1967) y marcó el gol que cambió la historia. ¡Qué más da si el balón golpeó en el larguero, en la espalda del portero rival o en las manos del Espíritu Santo!

Fue el gol que cambió la historia del CD Tenerife. Y si hoy la Isla presume de aventuras UEFA, victorias ante el Barça o el Real Madrid CF y gestas inolvidables fue gracias a aquel gol inesperado en un domingo destinado a cerrar un capítulo y que abrió la etapa más gloriosa del club. Celebrémoslo.

(*) Capítulo del libro El CD Tenerife en 366 historias. Relatos de un siglo, del que son autores los periodistas Juan Galarza y Luis Padilla, publicado por AyB Editorial.

(Fotografía: Pablo Afonso / ACAN)