La huella americana en la historia del CD Tenerife
Seis de cada diez futbolistas extranjeros que militaron como blanquiazules procedían del Nuevo Mundo, con mayoría de argentinos, brasileños y uruguayos.
La trayectoria del CD Tenerife en sus 71 temporadas en las categorías nacionales del fútbol español no puede entenderse sin la influencia que, en su juego y resultados, tuvieron los futbolistas originarios del continente americano. Así, seis de cada diez foráneos que militaron como blanquiazules procedían del Nuevo Mundo, una relación que cierra por ahora el ecuatoriano Anthony Landázuri, tras su buen debut ante la SD Huesca (2-0).
El primero, argentino.- El interior porteño Raúl Rodríguez Seoane (Buenos Aires, 1935) fue el primer extranjero que se alineó con el representativo en el fútbol profesional. Llegada su séptima temporada en Segunda División, fichó tras cruzar el charco en 1956 para jugar con el Real Betis. Seoane tuvo un paso efímero y curioso por la Isla. Jugó a las órdenes de Urbieta las cinco primeras jornadas de la temporada 59-60, marcó dos goles, reapareció fugazmente en la novena fecha y cerró con esos seis partidos su expediente. Presente en la plantilla que en la campaña siguiente consiguió el ascenso a Primera División, no contó para el paraguayo Heriberto Herrera.
El primer extranjero con huella.- Con Seoane coincidió en la plantilla 60-61 el paraguayo, nacido en la localidad de Encarnación, Carlos Correa (1936-2013). Es por derecho propio el primer extranjero que dejó poso en el imaginario tinerfeñista. Defensa central habitual para Herrera (flanqueado por los chicharreros Colo y Álvaro) en el equipo ascensor y luego en la temporada de estreno en la élite, sumó 72 partidos en el representativo. Junto a Correa también intervinieron en el fugaz paso por la máxima categoría el delantero argentino Jorge Larraz (trece partidos y seis goles) y el mediocampista uruguayo Fernando Rodríguez (cuatro).
La década de los setenta.- Tras el paso efímero del ariete uruguayo César Cabrera en la temporada 67-68, la apertura al mercado extranjero que se permitió en los años 70 provocó la llegada al CD Tenerife de otra hornada de futbolistas suramericanos entre los que se incluyen más de media docena de uruguayos con trascendencia en la trayectoria en la categoría de plata. Así, el portero Nilson Bertinat (66 partidos en las campañas 76-77 y 77-78), los defensas Hugo Fernández (70 entre 1975 y 1978), Juan Carlos Aparicio (59 partidos en el bienio 76-78) y Pedro Kraus (55), el centrocampista y mundialista Julio Montero Castillo (24) y los delanteros Ángel Ferreira (95 alineaciones y pichichi del equipo en la 74-75) y Manuel Caamaño (57).
Desde Paraguay.- Ausentes de argentinos en esta etapa –salvo el interior Juan Carlos Perrone en la 74-75– la nómina de jugadores del cono sur americano se completa con los otros dos paraguayos que vistieron de azul y blanco: el portero Alcides Báez (18 citas, también en la 74-75) y el ariete Crispín Maciel, como Ferreira máximo goleador (20 goles en 38 partidos) en su única temporada en la Isla (76-77).
Guina, el mejor brasileño.- El CD Tenerife no pescó en el mercado de Brasil hasta mediados los años 80, cuando en 1985; primero con Paulo Roberto (debutó el 22 de septiembre, en la cuarta jornada) y posteriormente incorporó a un igualmente intrascendente delantero –Tarcisio Moura, cuatro partidos y un gol–, cuyo recuerdo tardó poco en borrar Aguinaldo Gallón, Guina. Mediocampista de calidad superior, suplía su falta de velocidad con una pierna derecha prodigiosa para el pase largo o el lanzamiento de faltas lejanas. Decisivo en el ascenso a Primera División de 1989, cerró su expediente con 95 alineaciones, 16 goles y un sinfín de asistencias. Solo Joao Menezes, Barata, estuvo luego a su altura (108 y 32 aciertos), entre los 16 brasileños que pasaron por la entidad.
La década mágica (también argentina).- La presidencia de Javier Pérez y la vuelta a la Primera División volvieron a poner los ojos en el mercado argentino, que durante casi diez años incorporó uno tras otro –además de al peruano Chemo del Solar– a futbolistas de sobresaliente nivel (Martino, Dertycia, Pizzi, Ezequiel Castillo, Latorre, Ojeda, Lussenhoff, Pablo Paz…), cuando no figuras mundiales como Fernando Redondo.
Decisivos en dos ascensos.- Fuera de aquella etapa recordada en la élite, merecen ser citados otros extranjeros de habla española especialmente trascendentes en tres de los ascensos a la máxima categoría como el precursor Correa en 1961. Para el salto de la mano de Benito Joanet en 1989, el portero uruguayo Eduardo Belza y el delantero panameño Rommel Fernández, icono del tinerfeñismo y firmante de 18 goles en la Liga, además de otros dos inolvidables en la promoción frente al Real Betis. Doce años después, fueron fijos en el once de Rafa Benítez los citados Basavilbaso, Lussenhoff y Barata, junto al mexicano Gerardo Torrado, aunque para la historia quedó el gol del bonaerense Hugo Morales –más suplente que titular en la 00-01– en el #LeganésTenerife (0-1) que dio el billete de vuelta a la élite al representativo.
#HistoriaCDT #SiempreCDT


