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La entidad expresa su pesar por el fallecimiento de García Verdugo

Dirigió al CD Tenerife en la temporada del ascenso de Tercera a Segunda División, en 1971, sumando durante toda su estancia en la isla 91 partidos de liga. Javier García Verdugo, uno de los grandes protagonistas del ascenso del CD Tenerife a Segunda Divis

Contratado por José González Carrillo, presidente del club en julio de 1969, García Verdugo llegó a la isla sin apenas experiencia en el campo de la dirección. De hecho, tras solo media temporada al frente del Talavera, estrenó aquí su flamante licencia de preparador nacional. Aquella carencia como técnico contrastaba con su dilatada carrera como futbolista, en posición de defensa, en equipos como Valladolid, Valencia y Deportivo de La Coruña, con los que sumó 88 actuaciones en Primera, así como Jerez, Cádiz y Sabadell. En 1966, una desafortunada lesión le privó de acudir al Mundial de Inglaterra, para el que estaba preseleccionado.

La presencia del Tenerife en Tercera, desde la campaña anterior (68-69), obedecía a la drástica reducción de la división de plata a un grupo único de 20 equipos, implementada por la Federación Española. Aunque clasificado en la novena plaza del grupo Sur, se vio condenado al descenso, jugando en uno de los ocho grupos en los que se dividía la Tercera, donde completó una primera temporada decepcionante.

A García Verdugo, con solo 34 años de edad, se le encomendó una tarea compleja: devolver cuanto antes al Tenerife a Segunda con un plantel de cantera. Para ello contaba con el auxilio de Olimpio Romero, que conocía bien el fútbol regional, del que llegaron jugadores como Domingo, Roberto, Quico, Esteban, Pepito, Juan Miguel, Ávila, Lelio, Marrero o Jorge, que se unirían a otros más curtidos como Del Castillo, Lesmes, Molina, Cabrera, Manolo o Juanito, además del único refuerzo peninsular, Antonio González, formado en la base del Real Madrid.

Aunque no pudo ser al primer intento, por más que el Tenerife acabase a tres puntos del campeón de su grupo, García Verdugo le tomó la medida a aquel plantel netamente isleño, con el que un año después obtendría el premio del ascenso a Segunda. Cierto es que la categoría se redujo a la mitad, con cuatro grupos y 80 equipos, pero también lo es que los blanquiazules se vieron frente a rivales de envergadura como Valladolid, Osasuna, Salamanca, Éibar…

La tarea resultó ardua. Incluso con la incorporación de dos delanteros peninsulares, Morales y Soto, durante la primera vuelta apenas hubo ocasión de copar alguna de las dos plazas que facilitaban el ascenso. García Verdugo no paraba en los entrenamientos y se desgañitaba en la dirección, hasta el punto de verse aquejado de una afonía crónica, más propia de los cantantes, que le obligó a pasar por el quirófano. Con todo, una racha de 15 jornadas sin perder –con 11 triunfos– valió para afianzar al equipo en la primera posición, poniéndole a tiro de ascenso cinco fechas antes del cierre.

La noche del 30 de mayo de 1971, en la penúltima jornada del campeonato, García Verdugo fue paseado a hombros de los aficionados sobre el césped del Heliodoro Rodríguez López, minutos después de que el Tenerife goleara al Real Unión irundarra, con tantos de Juanito (2), Mauro y Cabrera. El representativo lograba el ascenso a Segunda y sus seguidores entonaban el alirón de los campeones. En palabras del presidente, el club había hallado en aquel entrenador “a un hombre laborioso, honrado, de una gran responsabilidad y seriedad”.

No obstante, un semestre después, recién iniciado el año 1972, el 3 de enero, la directiva blanquiazul acordó con García Verdugo la rescisión de su contrato. Con el Tenerife situado en posición de descenso, incapaz de sumar más de 4 victorias en 16 partidos, concluía su trayectoria en la entidad tinerfeñista, donde sumó 91 partidos de competición liguera. “Nadie me puede reprochar nada. He trabajado con toda la honradez del mundo. Aparte de los resultados que se achacan a los entrenadores, me he entregado al Tenerife por completo”, vino a decir en su despedida.

Además del ascenso logrado en la isla, García Verdugo sumó otros dos: uno con el Rayo Vallecano, a Primera, en 1977, y otro con el Real Burgos, a Tercera, en 1985. En el periodo transcurrido desde su salida de Tenerife, también dirigió al Salamanca, Córdoba, Nástic de Tarragona, Osasuna y Deportivo de La Coruña, ejerciendo, asimismo, como ayudante de Leo Beenhakker en el Real Zaragoza.

En el verano de 1980 estuvo a punto de regresar al banquillo del Tenerife, cuando José López Gómez le ofreció dirigir nuevamente al cuadro insular, entonces en Segunda B. La negociación se prolongó por espacio de un mes, intervalo en el que precisó: “Nunca he puesto el dinero primero; voy al fútbol por vocación. Me gusta trabajar mucho con la cantera y los equipos canarios deberían trabajar solo con futbolistas de las islas”. Sin embargo, en último término, el mandatario local acabó por descartar la operación de vuelta.

Debido al fallecimiento de Javier García Verdugo, los jugadores del CD Tenerife lucirán crespones negros en el encuentro de este sábado, en Zaragoza.   

Fototeca Juan Galarza