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Institucional

La entidad expresa su pesar por el fallecimiento de Camuel

Perteneció al CD Tenerife en la temporada 83-84, como guardameta suplente de Pello Aguirreoa, dejando un recuerdo imborrable en lo humano. Debido a este fallecimiento, los jugadores del equipo tinerfeño lucirán crespones negros en el encuentro de este sáb

Este miércoles falleció en la localidad asturiana de Trasona, a la edad de 60 años, el ex futbolista Ángel Manuel Álvarez Pérez, conocido como Camuel, que fue guardameta del Club Deportivo Tenerife en la década de los 80. Tras pertenecer durante seis temporadas al Real Oviedo, el equipo de sus amores, con el que llegó a sumar 83 actuaciones en Segunda A, Camuel fichó en el verano de 1983 por la entidad isleña, que buscaba entonces fortalecer la portería, en coincidencia con el regreso a la división de plata, tras cinco infaustas campañas en Segunda B.

El dueño del marco era Pello Aguirreoa, uno de los artífices del ascenso, por lo que se antojaba difícil la disputa de la titularidad por parte de Camuel, que así todo se incorporó con ilusión al plantel que dirigía José Ramón Fuertes. De hecho, el entrenador natural de Mieres, paisano suyo, ya había intentado convencerle un año antes para que se incorporara al cuadro con el que se había trazado el objetivo del ascenso.

Al margen de lo deportivo, el infortunio marcó las primeras semanas de Camuel en Tenerife. En vísperas de celebrarse el Trofeo Teide, su esposa y su suegra fallecieron en un trágico accidente de circulación, acaecido en la pequeña localidad de Tabaza, próxima a Avilés. Por si fuera poco, al cabo de un mes, mientras el Tenerife disputaba un partido de Liga contra el Recreativo de Huelva, el domicilio que compartía con Agustín Lasaosa, muy próximo al estadio, fue desvalijado por los ladrones.

Aún así, el asturiano le echó arrestos a la situación. Con el apoyo del conjunto de la entidad,  en especial de sus compañeros de equipo, se mantuvo tenaz en la disputa de la titularidad a Aguirreoa. En cada sesión de entrenamiento, igual que en algún amistoso celebrado entre semana, luchó con deportividad por hacerse con el puesto. Pero el vasco atravesaba el mejor momento de su carrera y lo jugó todo (38 partidos de Liga y dos de Copa). Casi de manera testimonial, Fuertes le brindó a Camuel la posibilidad de alinearse en la desaparecida Copa de la Liga, ante la UD Las Palmas, en el tramo final de la competición.  Dos partidos intrascendentes por el nulo interés que despertaba aquel torneo.

Vencido el curso, Camuel, que solo había firmado contrato por un año, regresó a Asturias. “En Tenerife he recibido toda clase de satisfacciones por parte de la afición blanquiazul, y en general de la población de la isla: todos se han volcado conmigo, de lo que estoy agradecido y orgulloso. En fin, regreso a la península llevándome un grato recuerdo de Tenerife”. Sus palabras de despedida adquieren hoy, 33 años después, un valor especial para constatar que aquel año de Camuel entre nosotros, poco productivo en lo futbolístico, dejó huella en algo más grande, como es lo humano.

Debido a este fallecimiento, los jugadores del CD Tenerife lucirán crespones negros en el encuentro de mañana, sábado, en Murcia.

Fototeca Juan Galarza