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Fundación

Tributo a Heliodoro Rodríguez López

Un estadio, un busto, una calle, un trofeo…  El fútbol isleño se rindió ante la figura de Heliodoro Rodríguez López, presidente del CD Tenerife en la posguerra, con ocasión de su fallecimiento, el día 4 de marzo de 1950. Llegado el primer aniversario del

Máximo dirigente del club en más de una etapa, Heliodoro Rodríguez colaboró con la entidad durante décadas y estableció los cimientos precisos para participar en competiciones nacionales. ¿El origen de su vinculación con el CD Tenerife? Habría que remontarse a finales de los años 20, cuando su hijo Lolo comienza a jugar con los filiales blanquiazules, como paso previo a su debut con el primer equipo.

El muchacho tenía cualidades para haber triunfado en el panorama nacional –el Atleti llegó a interesarse por su fichaje–, pero prefirió dedicarse por entero a los estudios de Ingeniería, en Madrid, pese a que su padre le animó a compatibilizarlos con el fútbol. Más tarde, de vuelta a la Isla, fue alcalde de Santa Cruz y presidente del Cabildo.

En febrero de 1946, el regreso de Heliodoro Rodríguez a la presidencia, al frente de una lista de 25 directivos, con ilustres tinerfeñistas (Antonio Perera, Julio Fernández del Castillo, Maximino Acea, Apeles M. Díaz, José Díaz Prieto…), le permitió reemprender su gran apuesta: transformar el antiguo Stadium en un moderno complejo deportivo, una vez recuperada la propiedad, en manos del Cabildo.

Perfil emprendedor. Tiró para ello del gran arquitecto del momento, José Enrique Marrero Regalado, implicando en el fomento de la obra a los otros clubes notables de la capital. O sea, el Iberia, el Real Unión y el Price. Mientras se ejecutaban los trabajos, abrió la nueva sede del club, en la plaza de la Candelaria, cubriendo el vacío provocado con el incendio de la anterior. Por cierto, también pagó de su peculio la reproducción en Madrid de algunos de los trofeos perdidos en el siniestro.

En poco más de un año fue inaugurada la primera pieza del estadio, la grada de General, paralela a la calle San Sebastián, en un amistoso con el Real Madrid, mientras que el estreno de la nueva Tribuna se produjo el 3 de mayo de 1949. Unas semanas antes, Heliodoro Rodríguez fue reelegido presidente por unanimidad. Además, la asamblea acordó por aclamación solicitar a la Federación Española de Fútbol la concesión de la Medalla de Oro al Mérito Deportivo, distinción que le fue impuesta en julio, coincidiendo con el vigésimo cuarto aniversario de la inauguración del Stadium.

De manera premonitoria, meses antes de su fallecimiento, el presidente comentó a sus colaboradores: “No quisiera morirme sin ver terminado el estadio, que es herencia que hemos de dejar a nuestra ciudad y en mano de cuyas corporaciones ha de quedar en su día la obra, para que la disfrute toda la juventud tinerfeña”. Aunque ciertamente no vio cumplido su deseo, el club decidió dar su nombre al recinto.

La propuesta partió del Iberia, en una asamblea extraordinaria de la Federación Tinerfeña de Fútbol celebrada dos días después de su muerte. Además de trasladar la petición al CD Tenerife, también se acordó –a instancias del Real Unión– instituir una competición en su memoria, la Copa Heliodoro Rodríguez, y abrir una suscripción  pública para erigir en el estadio un monumento que perpetuara su memoria.

Reconocimiento unánime. Quedaba patente la unidad del fútbol isleño en torno a la figura del mandatario blanquiazul. No por casualidad, días antes de su muerte lograba sellar con los clubes de la Isla una entente para que el CD Tenerife fuera el representativo provincial en la liguilla de ascenso a Segunda División, al margen del desenlace del torneo regional. 

Con todo ello, se entiende la magnitud del homenaje póstumo que le fue tributado en la jornada del 4 de marzo de 1951, en el primer aniversario de su fallecimiento. Al mediodía, una emotiva caravana de vehículos se trasladó hasta el cementerio de Santa Lastenia, donde los asistentes depositaron coronas de flores ante su tumba.

Por la tarde fue descubierta la placa que da nombre a una de las vías lindantes del estadio, en presencia de las primeras autoridades. Luego, en el interior del recinto, se descubrió el busto dedicado a su memoria. La celebración concluyó con un partido amistoso entre el CD Tenerife y un combinado regional. El trofeo puesto en liza, obtenido por los locales, le fue entregado a Heliodoro Rodríguez, Lolo, hijo del homenajeado, como tributo a su padre.

#HistoriaCDT

(*) Área de Proyectos Históricos de la Fundación Canaria del CD Tenerife.

En las fotografías, retrato de Heliodoro Rodríguez López y un instante del acto de descubrimiento del busto dedicado a su memoria, que se celebró el 4 de marzo de 1951, en la explanada situada sobre la grada de Herradura (ACAN).