Temporada 62/63: la vuelta a la austeridad

El regreso a Segunda División llevó al CD Tenerife a un vacío institucional y a la anulación de unas elecciones, tras detectarse fraude en la candidatura de Manuel Pérez. En una nueva convocatoria, la ausencia de pretendientes animó a José López Gómez a presentarse y a ser elegido por aclamación. Para entonces, el club ya había traspasado a Colo al Real Betis por 1,3 millones de pesetas.

Renovación importante.- La austeridad se impuso tras el descenso. Con Eduardo Toba en el banquillo tras la huida de Rabassa, el club prescindió de Aguirre, Manolín Jiménez, Larraz, el uruguayo Rodríguez o Moreno. Además, no renovó a los veteranos Julito, Villar o Tosco, tres pilares de la historia blanquiazul. A poco de iniciarse la competición, Carlos Correa regresó a su país. Y en la recta final del curso se marchó Santos, vendido al Real Zaragoza por 1,7 millones de pesetas.

La cantera como recurso.- Con una deuda de 18,1 millones de pesetas [unos 108.000 euros], la entidad miró a la cantera. Se escapó Gilberto (Silense), que fue a Las Palmas, pero Juanito, Martínez, Pilín, Rivero o Saavedra ofrecieron un rendimiento aceptable. Sobresaliente fue el de Javier López (ocho goles en 13 partidos), antes de que una brusquedad del Cartagena pusiera fin a su temporada. Año y medio más tarde, cuando renacía en el Albacete, una violenta entrada en La Roda le retiró del fútbol.

El regreso de los clásicos.- El grupo de Toba estuvo irregular en la Liga, donde acabó décimo. Eso sí, a falta de siete jornadas ganó (0-1) el clásico a la UD Las Palmas en el Insular. Más brillante fue su actuación en la Copa del Generalísimo, donde eliminó a Atlético Baleares y CA Osasuna para caer ante el Valencia CF en octavos de final, tras dos portentosas actuaciones de Ñito… que días después sería traspasado al Valencia CF por un millón de pesetas (6.000 euros).

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