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Institucional

Fallece Cipriano González Rivero ‘Ñito’, el portero del ascenso a Primera en 1961

Jugó 76 partidos como blanquiazul y luego completó 300 como profesional del Valencia, Granada, Linares y Murcia. Luego de su retirada regresó al área técnica tinerfeñista y dirigió interinamente al primer equipo en cuatro partidos de la temporada 76-77.

El exjugador del CD Tenerife Cipriano González Rivero ‘Ñito’ ha fallecido este jueves en Santa Cruz de Tenerife a los 81 años edad. Futbolista blanquiazul durante cuatro temporadas (entre 1959 y 1963), fue el portero titular de la recordada plantilla que, de la mano de Heriberto Herrera, consiguió en 1961 el primer ascenso blanquiazul a Primera División. 

Luego siguió su fructífera carrera en el Valencia, Granada, Linares y Murcia hasta completar 300 partidos como profesional, de ellos 76 con el representativo. Es el segundo portero isleño con más partidos jugados en las dos primeras ligas, solo superado por el grancanario Juan Antonio Pérez. 

De regreso a la Isla tras su retiro como jugador, volvió a ligarse al CD Tenerife en tareas técnicas. Fue entrenador interino del primer equipo, entrenador ayudante, preparador de porteros, responsable del Tenerife B y ojeador hasta que alcanzó su jubilación laboral.

Originario del barrio chicharrero de San Andrés, Ñito es, por derecho propio, una de las figuras más notables del futbol canario de todos los tiempos, a la que solo la coexistencia con Iríbar o Betancort le privó de llegar a la internacionalidad.

Componente del CD Tenerife desde la temporada 59-60 —en la que, como tercer guardameta, no llegó a debutar a la sombra de dos intocables como Santi Lafuente y Andrés Gómez ‘Cuco’ —, Ñito llegó a la titularidad el curso siguiente, casi recién cumplidos los 21 años. En una época en la que solo se permitía el cambio de portero en los partidos, Heriberto Herrera lo había ‘ascendido’ como suplente de Santi y en perjuicio de un veterano (33 años) como Cuco, figura del tinerfeñismo en los años cincuenta.

Ya en pretemporada, participó en un triangular de partidos de 45 minutos frente al Toscal y al San Andrés en el que rindió a buen nivel. El ‘Sargento de Hierro’ recibió algunas críticas por enviar a la grada a Cuco, pronto olvidadas por el comienzo del representativo: dos victorias en las tres primeras jornadas. Llegada la cuarta fecha (2 de octubre de 1960), Santi cayó lesionado en el minuto 54 y Ñito tomó la alternativa. Con él bajo los palos, el Tenerife aumentó la ventaja abierta por José Juan y Vicedo en la primera mitad y acabó por golear (3-0, otra vez Vicedo) al Plus Ultra.

A Herrera no le tembló el pulso la semana siguiente, pese a la visita del líder. Ñito repitió titularidad, encajó su primer tanto como profesional en el minuto 62, pero los blanquiazules remontaron con otro doblete de Vicedo para imponerse 2-1 al Atlético Ceuta. A partir de entonces, y pese a una lesión en Salamanca en partido de Copa, recibió sólo cuatro goles en sus primeros doce partidos y demostró sus cualidades. Tanto, que no volvió al banquillo, salvo en los compromisos de Copa en los que se alternó con Cuco.

Ñito acabaría por recibir 18 goles en 27 partidos y se ganó sin discusión el derecho a encabezar una alineación histórica recitada de carrerilla por los aficionados ‘birrias’ de la época: “Ñito; Colo, Correa, Álvaro; Villar, Borredá; Zubillaga, Santos, José Juan, Padrón y Domínguez”. Decisivo en el ascenso a Primera División logrado esa temporada, al curso siguiente, ya en la élite, sólo el servicio militar le apartó de la titularidad.

Tras el descenso a Segunda, recuperó el protagonismo bajo la dirección de Eduardo Toba y completó 27 presencias en Liga y seis en una Copa del Generalísimo en la que alcanzó los octavos de final tras eliminar a Atlético Baleares y Osasuna. Allí se citó contra el equipo ‘che’ (1-0 en el Heliodoro y 3-1 en Mestalla), que unas semanas después lo fichó previo pago al CD Tenerife de un millón de pesetas (seis mil euros).

Ñito jugaría casi una docena de años en la máxima categoría: tres cursos con el Valencia (incluido su debut en la Copa de Ferias; actual Europa League), siete en el Granada (además de otro intermedio en Segunda para retornarlo a la élite en 1968) y el que supuso su retirada como jugador en el Murcia (74-75) previo paso por el Linares, un año antes, en la categoría de plata. En la ciudad nazarí, a comienzos de los setenta, coincidió con otros dos jugadores canarios, Vicente y Barrios —antes de que el ‘Tigre’ fuera fichado por el FC Barcelona—, a las órdenes de José Iglesias ‘Joseíto’, otro viejo conocido de la afición tinerfeña. 

Tras su regreso a la Isla, fue empleado como técnico por el CD Tenerife y llegó a dirigirlo en la campaña 76-77, aunque forma interina y durante cuatro jornadas, con dos empates y sendas derrotas. Fue en lo que se resolvía el expediente disciplinario abierto a Mariano Moreno —en periodo electoral y por la junta gestora—, que fue apartado durante un mes de la dirección de la plantilla para volver a dirigirlo hasta el final de aquel curso. 

Ñito continuó vinculado a la entidad tanto como preparador de porteros, ojeador y entrenador del equipo filial, en Tercera División, a comienzos de la década de los años noventa del siglo pasado. También dirigió en la temporada 90/91 a la UD Telde, a la que no pudo salvar del descenso a Tercera tras relevar a Paco Castellano en la jornada 14.

El ex jugador blanquiazul fue uno de los protagonistas en el verano de 2016 junto a Toño Hernández, José Luis Martí y Cristo Marrero recordando los cuatros ascensos a la máxima categoría del conjunto blanquiazul en la campaña de abonos de la temporada 2016/2017. El pasado 11 de noviembre, Cipriano González Rivero protagonizó su último acto como tinerfeñista de honor en una recepción celebrada en la sede del club al que asistió junto a Juan Padrón y Santiago González. Los tres recibieron de manos del presidente del CD Tenerife, Miguel Concepción, una reproducción del Roque Cinchado como protagonistas del ascenso a Primera División de 1961 y leyendas blanquiazules. DEP.

                                                                                                                                                                                                                                                                     Fototeca: ACAN